Octubre de 2019. América Latina está en movimiento. Los pueblos se pronuncian para enfrentar sus viejos y nuevos desafíos. En Argentina, el gobierno “empresarial” de Macri llega encuentra su fin en unas elecciones apabullantes que llevan de nuevo a la centro-izquierda peronista al poder. Una reivindicación personal y política para Cristina Fernández de Kirchner, combativa y controvertida ex – y ahora Vicepresidenta al lado de Alberto Fernández.
En Ecuador, las movilizaciones sociales, sindicales e indígenas ocuparon la ciudad de Quito obligando al Gobierno de Lenin Moreno a retroceder a Guayaquil y luego a derogar los decretos solicitados por el Fondo Monetario Internacional: en especial, el reajuste del precio interno del combustible a niveles internacionales. En Chile, por primera vez en una generación, las calles de Santiago se desbordaron de la población que no ha visto su parte del milagro económico; también aquí el precio del transporte fue el detonante. Las fuerzas armadas chilenas mostraron qué poco han cambiado desde la dictadura, dejando por lo menos 18 muertos y numerosos heridos entre los manifestantes.
En Colombia, los estudiantes siguen marchan a lo largo y anncho de las ciudades del país reclamando recursos para la educación y justicia para los líderes sociales y ambientales asesinados. Y Bolivia confirmó el mandaro democrático de Evo Morales, quien gobierna desde 2006 y todavía mantiene una clara mayoría. Precisamente su candidato opositor, Carlos Mesa, fue el mismo quien tuvo que renunciar al poder a causa del movimiento social, en la llamada ”guerra del gas” en 2005.
Sin embargo, por fuertes presiones políticas internas y externas, el domingo 10 de noviembre Evo Morales renunció al poder, y Bolivia enfrenta ahora un futuro incierto.
En todo el continente, las razones de la lucha política siguen siendo las de siempre: los recursos naturales, la desigualdad del desarrollo, la injusticia social, la persecución. Pero América está despierta.